miércoles, 10 de marzo de 2010

Restaurante H. Tomas. Barcelona.



Foto: Míchel.
Sufrimos el otro día lo que se podría llamar un síndrome de Stendhal gastronómico. Hallados en uno de los templos escondidos y secretos más conocidos de Barcelona tuvimos la suerte de experimentar una fruición que tardaremos tiempo en olvidar.
Bajo la maestría y dirección de Julián Tomás González y de su hijo fuimos agraciados con el premio de todos y cada uno de los boletos que decoran las paredes del local; sin pausa, uno detrás de otro, fueron llegando el gordo, el segundo, la pedrea, el reintegro. Cada uno en forma sorpresa y manjar que poco a poco consiguieron confundirnos y hacernos caer en un estado de confusión tal que no quedó más remedio a los camareros que pedirnos un taxi y mandarnos al hotel a descansar. Quizás los gin-tonics ayudaron, pero esa ya es otra historia.

Es el H. Tomás un restaurante escondido pero de sobra conocido, o secreto pero por todos sabido, de los grandes gastrónomos de Barcelona. "Aquí viene mucho a comer monjetes Santi Santamaría" nos contaba Don Julián durante su clase magistral de gastronomía a los postres. Y no me extraña. Tal y como nos ilustró el señor Tomás las alubias siguen diferentes procesos, según la calidad o la fecha de recogida, para mantenerse frescas y crudas todo el año. La experiencia de comer alubias frescas en cualquier estación es incomparable.
Exquisito el pan. Casero.
Prometedores los entrantes. Torreznos recién hechos. Cecina de León, roja y suave. Morcilla de arroz frita. Mollejas de lechazo al ajillo y yemas de espárragos.
Magistrales las alubias. Probamos dos; con codorniz escabechada y con almejas. Acompañadas de sus correspondientes Piparras.
Noqueante el lechazo al horno. Tan sólo carne, agua y barro. Perfectas las patatas fritas.
Con los postres llegaron los primeros mareos. Buñuelos fritos rellenos de fresa y bañados en chocolate y Bombones de higos.
Ya en los cafés, perdimos el equilibrio con las Yemas Gil de Almazán.
Cuando en el taxi, camino al hotel, nos despertamos e hicimos acto de contrición, pensamos que los 65 euros de la comida y los 25 del taxi habían sido el precio de los boletos de lotería; caros quizás, pero todos con premio.

El Sr. D. Julián Tomás González.
(Foto: WEB H.Tomas)
Restaurante H. Tomás.
C/ Padre Perez del Pulgar, 1.
Barcelona.
93 345 71 48

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