Boquiabiertos nos dejó la noticia del alijo de cocaína hallado diluido en concentrado de fruta proveniente de Colombia; no precisamente por la forma, novedosa en España pero utilizada habitualmente en otros países, sino por el recipiente dónde se almacena dicho concentrado. Esos bidones metálicos como los utilizados para aceite de motor ¿pasan algún control de calidad o de sanidad? ¿Vienen también así los que no contienen droga pero sí llegan a las fábricas de zumo, helados o mermeladas? ¿Se controla el producto en su origen de alguna forma? Y lo que es peor: ¿qué hubiera pasado sino se incauta el alijo y el concentrado dopado llega a alguna linea de producción?
No sabemos si la práctica habitual de las empresas que utilizan este producto es adquirirlo en este formato, pero si lo hacen así lo debemos tener en cuenta; un producto que sale en origen en ese recipiente y llega a su destino unos seis meses después, no puede ser el alimento habitual de los consumidores de zumo, helados u otros productos que utilicen concentrados de frutas.
A partir de ahora cuando leamos en los briks "hecho a base de zumo concentrado" pensemos en bidones.
La producción masiva conlleva avances importantes como por ejemplo el abaratamiento del producto y el acceso y disfrute del mismo por la gran mayoría de la población mundial. Pero eso no nos debe hacer olvidar que tanto la calidad del producto como la información de sus ingredientes son también fundamentales. La solución no es dejar de beber zumos de frutas a base de concentrados sino hacerlo de forma segura, sana y sabiendo en todo momento lo que estamos consumiendo.
Los norteamericanos afirman que por muchas vueltas que se den siempre se vuelve a los orígenes: vayamos a la tienda más cercana y hagámonos con una licuadora. Así beberemos buenos zumos.
Otro ejemplo de la misma forma de tráfico de drogas en los mismos recipientes.
Merco Fruit, también de Chile, nos informa sobre las formas de producción de sus productos.
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