viernes, 1 de febrero de 2013

Chuletillas de cordero fritas con ajos.

Hoy no hay régimen.

Por un día no pasa nada.

Había cordero de oferta: medio costillar por menos de 20 euros no está mal. No era corderito lechal, pero tampoco había llegado a la pubertad o sea que su olor era soportable y no el típico de los "corderazos" que por Mallorca suelen servir o utilizar para la mayoría de preparaciones típicas.
Hoy, que he comido sólo, me he permitido darme un festín.
Bien aliñadas las chuletas con sal, pimienta negra recién molida y limón las he echado en la sartén con tres dedos de aceite de oliva en la que unos ajos golpeados ya se quejaban por su lenta muerte. Luego, antes de comérmelas, les ha caído una suave lluvia de perejil y las he desposado con un "Senda de los olivos" 2009 de Ribera del Duero, regalo de mi suegro.
Crujientes, pasadas de coción, casi atorreznadas, peligro de muerte para dientes y encías... ahhh... cuánto placer...

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