Como siempre, en bolsa de plástico y con la tradicional goma para cerrarla. El envase exterior de cartón debe ser temporal... cosas del marketing.
"Nunca te bebas un Laccao directamente de la botella"
Tenía su explicación. El Laccao (un batido de chocolate elaborado por la empresa lactea mallorquina Agama) estaba hecho de leche, azúcar, chocolate y nada más; debido a la exposición al calor podía fermentar y su sabor resultar muy desagradable, cosa que si no lo vertías en un vaso no notabas hasta después del primer trago. En la botella del Laccao se podía ver el color blanquecino de la leche, el oscuro del caccao en el fondo y, justo al borde del cuello, esos posos de nata blancos y densos que certificaban la calidad de la leche utilizada. Al mover con fuerza la botella todo se mezclaba y daba como resultado un gran batido que, tanto frío como caliente, tenía un sabor inconfundible y natural. ¿Quien no recuerda las decepciones sufridas al probar un batido embotellado de otras marcas en la península y, acto seguido, añorar nuestro mallorquín Laccao igualándolo a la sobrassada?
Viene todo esto como reflexión acerca de cómo han cambiado nuestros productos tradicionales industriales. Los Laccaos de ahora no se separan, tienen un color uniforme sin degradados de chocolate que además no podemos comprobar ya que vienen envasados en opacos bricks, no tienen nata, su sabor se ha vuelto estandarizado y ya se pueden beber directamente de la cañita sin estar expuestos a desagradables sorpresas.
De la leche Agama mejor no hablar. Recuerdo las botellas de cristal que dejaban cada mañana en casa de mi bisabuela. Creo que nunca he disfrutado tanto con un producto industrial.
Las tradiciones no son sólo los bailes, canciones o recetas populares, los productos industriales de una región también son algo que se debería conservar como tradición. Los sabores y recuerdos que estos nos proporcionan son viajes al pasado impagables que no debemos echar a perder. Nadie se acuerda ya del polo de menta de La Menorquina o del refresco de piña Miret y eso es perder una tradición.
En este sentido la empresa de "Galletas marineras" Gori de Muro sí está conservando sus productos y, a pesar de haber cambiado sus formas de producción o distribución, sus productos mantienen ese sabor auténtico y tradicional que hacen que al probar una de sus galletas nos sintamos ligados a ellas como a una canción escolar o a un paisaje de nuestra infancia.
Últimamente he probado una de sus nuevas variedades, las galletas al romero, y están exquisitas; son el claro ejemplo de que se puede innovar, variar e incorporar nuevos productos sin perder el norte (o el rumbo en este caso).
Respecto al Laccao, siempre he considerado que es uno de los productos más desconocidos, incluso maltratados, de la gastronomía balear. ¡Que pena que no haya contado detrás con una gran campaña de marketing! Está diez escalones por encima de todos, absolutamente de todos, sus congéneres: cacaolat, okay, etc, etc. ¡Ay, si fuera francés o italiano! Otro apunte: mejor con la botella tradicional de litro que en envases individuales.
ResponderEliminar¿Crees que nuestros hijos disfrutarán de nuestro Laccao mucho tiempo? Acechan Ruices-Mateos y grandes empresarios que son capaces de joder hasta la sobrassada. Hay que hacer un esfuerzo para mantener los productos y la agricultura local y lo único que podemos hacer los consumidores es eso: CONSUMIRLOS.
ResponderEliminarpronto veras, quelys con sabor a curry, queso, con aceituna, con pipa, con.... y no es broma!!!!
ResponderEliminar¿Tienes información privilegiada?
ResponderEliminarEsperaremos acontecimientos.
Un saludo y gracias por tu comentario.