Y no estoy hablando de esas que, en su ataúd octogonal, van escondidas en las bodegas de los aviones con su bolsita de azúcar glass y su cara triste pensando por qué le ha tocado a ella que se la coman con jamón y queso acompañando a una coca-cola.
Me refiero a las que desde 1.951 se hornean en la localidad argentina de San Pedro, provincia de Buenos Aires a tan sólo 164 kilómetros de la capital rioplatense, de nombre completo Rincón de san Pedro Dávila de los Arrecifes. En esa fecha de mediados del siglo pasado llegó a esta localidad el pastelero de Felanitx Joan Puig, siguiendo los pasos del primer mallorquín en la zona, Guillem Salóm i Sureda, allá por 1.868 que comenzó una gran colonia de emigrantes de la isla que todavía hoy es la más numerosa de la localidad.
Mestre Puig se llevó en su equipaje las fórmulas magistrales de la repostería mallorquina; con poca fe en su éxito decidió elaborar las ensaimadas y ponerlas a la venta en su humilde negocio. Se equivocó: el éxito fue tal que, en pocos años, la ensaimada se convirtió en el símbolo de la ciudad, siendo uno de sus atractivos turísticos más importantes hasta el punto de que se le ha concedido el título de: "Capital Nacional de la Ensaimada Argentina" y se encarga de organizar la "Fiesta Nacional (y provincial) de la Ensaimada" cada año a mediados del mes de Agosto. La de este año fue el 15 y 16 de ese mes y, entre otros actos como los típicos "Ball de Bot" se ofreció una comida que constaba de: Paella, pan con sobrassada y coca mallorquina.
La historia de cómo llegó la ensaimada a las cafeterías norteamericanas Starbucks no la sé, pero desde hace más de cuatro años en todos los establecimientos de esta franquicia y bajo el nombre de Mallorca Sweet Bread se ofrece esta pasta. Eso sí, advirtiendo al personal que una pieza de la misma tiene más de 400 calorías creando así un efecto disuasorio que sólo los más atrevidos osan probarla. Según cuentan algunas crónicas gastronómicas de New York, cuando Starbucks empezó a elaborar las ensaimadas hubo una pequeña fiebre y todas las cafeterías de moda de la ciudad quisieron ofrecerla. No sé cómo habrá terminado el tema.
Un amigo me confirmó que también vio ensaimadas en el menú de desayuno de un hotel en DisneyWorld.
Una pasta tan perfecta, etérea, delicada, equilibrada y sabrosa que de haber sido creada en Francia o Italia estaría muy por encima del Curasán hace sus pinitos por el mundo. Estoy orgulloso.
¿Alguien la ha visto por otros sitios?
Al tango "Garufa", Gardel anomena l'ensaïmada.
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