Así nos hemos quedado todos. Sin recambio.
En un mundo lleno de falsedades esferificadas, aromas de tomaduras de pelo y aprendices de brujo en chaquetilla fashion él era el faro que alumbraba el camino de lo real y lo auténtico. Era el faro, el peñón y el peñazo; su gran -inmensa- humanidad le hacía incansable en su cruzada contra lo efímero. El bluff fue su mayor enemigo. Nunca se cansó de defender sus raíces, su tierra, Catalunya amada que hoy llora huérfana de guardián de sus tesoros gastronómicos. Se le intentó apartar del olimpo, a él le dio igual, siguió erre que erre hasta dejar bien claro lo que pensaba. Si no hubiera sido catalán y viniera ungido con ese hábito de "seny" hubiera dicho las cosas de forma más dura, pero no más claras.
"No podemos permitir que en los restaurantes de alta cocina se sirvan aperitivos cocinados con técnicas y productos más propios de la industria gastronómica" -hubiera dicho un tipo normal.
"No voy a pagar 200 euros por una chuchería de gamba" -digo yo.
Pero él se excedía en ornamentar su discurso de sensatez, sentido, responsabilidad y sabiduría, cosas no aceptadas entre los dioses del Olimpo actuales.
Se va sin avisar y de repente como los grandes. Sin necesidad de fundaciones. Sin amagar huidas hacia delante. Sin asustar. "Huy, qué bajón de glucosa me está dando" -fueron sus últimas palabras. Analítico y pausado hasta el final.
El que estaba llamado a ser el sustituto del gran Plà nos deja con su obra a medio empezar; gracias a dios que su testamento gastronómico está claro y transparente en sus libros. Pero sus grandes obras artísticas, sociológicas, estéticas, viajeras y humorísticas estaban todavía por venir. No imagino un retiro tan dorado y productivo como el que podría haber tenido en su Sant Celoni natal y vital.
En Singapur y esperando ver a su Barça nos deja Santi Santamaría.
¿Quién va a decirles ahora las verdades a la cara a los dioses?
Hay que ser un tío muy grande para hacer eso.
Él cambiaba tomates por cheffs. Yo a él no le cambio por nada.
Adeu Santi. Vagi bé!
Aquí su último post. Para muestra un botón. Cordura y verdad a partes iguales.
Lo más bonito que he leido sobre él.
ResponderEliminarCon que sutileza has plasmado lo que muchos pensamos.
Enhorabuena por tu texto, estoy segura que si él, el grande, lo ha leido...te está dando las gracias de corazón.
Gracias Gastrónomo.
Hey SARA!
ResponderEliminarDía triste sin duda. Lo recordaré siempre ya que hoy es el cumple de mi padre.
Es verdad que era un tipo grande... en todos los sentidos.
Gran pérdida. Irremplazable, ¿verdad?
Por cierto, ¿Viste la receta de TINA?
Un saludo.
No, no la he visto, en el post? voy a mirar...que biennnnnnn
ResponderEliminarQué buen post, Michel.
ResponderEliminarGran homenaje -y a la vez gran pulla a todos esos chupapollas de las florituras humeantes-
Me paro, que me enciendo. Y quiero mantener mi "virgidad" en este blog. En el pato es otro cantar.
Saludos, maestro.
TRIPI, este es un blog libre.
ResponderEliminarEnciéndete si queires.
Mira, mira:
http://elgastronomomallorquin.blogspot.com/2010/02/no-es-el-momento-de-abandonar.html
Un saludo.
Emocionante entrada, es bien cierto. Nos caía bien a todos, aunque no siempre todos supieron entenderle.
ResponderEliminarEASTRIVER, es imprescindible que cualquier persona que quiera ser cocinero se lea su libro "La cocina al desnudo". Así se le entenderá a él y a todo lo que nos ha rodeado estos últimos años.
ResponderEliminarUn saludo.